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                                                                                                          Visita Turística ..
 
 

Pasearse por Toledo es como viajar en la máquina del tiempo. Pues su especialidad no radica sólo en la serie tan espléndida de monumentos de todas las épocas que contiene, sino en que toda la ciudad es un monumento en sí misma, y así ha sido oficialmente reconocida al declararla en todo su conjunto "Monumento Nacional".
Tan viva es esta presencia histórica, que le aconsejamos recorrerla cronológicamente, (a pie, como en la ciudad no existen barrios separados). Nunca antes habrá recibido tal lección sobre la historia española, al ser Toledo la ciudad que ofrece el resumen más completo y sugestivo de la misma.
En la Época Romana
El primero que cita "Toletum" en sus textos fue Tito Livio, describiendola como una pequeña aglomeración fortificada. Pero ya bajo dominación romana estuvo bien reconocido su valor estratégico y de esta época podemos visitar su Circo Romano, su Acueducto y numerosos restos romanos, como las monedas que en la ciudad se acuñaron.

En la Época Visigótica
Los reyes godos instalan su corte aquí a mediados del siglo VI, llegando a ser la capital de España, recibe el título de "Ciudad Real", convirtiendose en un brillante centro artístico de orfebres y decoradores. De esta época data el castillo medieval de San Servando.

En la Época Musulmana
La llamada Tolaitola, se convierte en el más importante centro musulmán al Norte de España. Los restos más remarcables de esta época son:
La Mezquita del Cristo de la Luz, del s. X, aún intacta. Sobre cuatro columnas visigóticas reposan nueve cúpulas de las más diversas estructuras, todas ellas inspiradas en la Mezquita de Córdoba.
La Vieja Puerta de la Bisagra, construida entre los siglos XII y XIII, es la única que queda de la antigua muralla árabe.

Los cristianos que vivían en territorio musulmán (mozárabes) tuvieron sus iglesias abiertas, de esta época datan la iglesia de San Sebastián y la de Santa Eulalia, aunque fueron reconstruidas posteriormente, se pueden apreciar las huellas de esta época.

En la Época de la Reconquista
En 1085 Alfonso VI reconquista Toledo y la hace capital de su reino. Comienza así una nueva etapa de esplendor y enriquecimiento que llegaría a su apogeo a finales del s. XV y principios del XVI. De esta etapa data la Escuela de Traductores de Toledo, la que sirvió para conjugar el saber clásico y oriental, exportándolos hacia occidente. Este fue quizás el centro más importante de convivencia pacífica entre judios, árabes y cristianos.

Los cristianos que habían vivido bajo dominación musulmana crearon un estilo específico muy interesante; el mudéjar, en el que las bases de carácter cristiano medieval se verían en gran manera influenciadas por aspectos y soluciones decorativas de carácter musulmán. Es precisamente en Toledo donde se encuentran numerosas muestras arquitectónicas de este estilo. Las más importantes huellas las podremos apreciar en las iglesias del Cristo de la Vega, la de San Vicente, San Miguel o la de Santiago del Arrabal, bella muestra del arte mudéjar toledano del s. XIII. Otras asimismo ofrecen atractivos adicionales, como la de San Román, erigida en 1221, que alberga un pequeño museo de arte visigótico, o Santo Tomé, que a parte de su hermosa torre mudéjar, nos ofrece la oportunidad de apreciar uno de los más importantes cuadros del Greco, El Entierro del Conde de Orgaz.

También en estilo mudéjar se conservan dos bellísimas sinagogas de las numerosas que se construyeron en la ciudad; la Sinagoga de Santa Maria la Blanca ,
(ver foto) que constituye un ejemplo arquitectónico interesantísimo y proporcionado, de gran inspiración almohade con sus bellas arcadas sobre los originales capiteles. La Sinagoga de El Tránsito, construida por el tesorero de Pedro I de Castilla, Samuel Ha Leví, presenta una estructura mudéjar de excepcional simpleza. Tras la expulsión de los judios fue constituida en templo cristiano por la Orden de Alcántara, quienes afortunadamente respetaron los caracteres hebreos que aún pueden apreciarse en su cornisa alta.

De estilo gótico es imprescindible admirar la Catedral, (ver foto) cuya construcción comenzó en 1226, y después de dos siglos, en 1492, año del descubrimiento de América, fue terminada en su estructura fundamental. Aquí serían posteriormente proclamados sucesores al trono Juana la Loca y Felipe el Hermoso.
La robustez de sus líneas, sus elementos decorativos mudéjares, su estructura cúbica, la excepcional distribución de su planta, la hacen la más original de todas las que fueron construidas en la época gótica.
Sobre su esbelta torre se divisa una bellísima panorámica. Su sacristía alberga una auténtica pinacoteca donde se encuentran pinturas del Greco, Goya y Van Dyck entre otros. En la Sala del Tesoro se expone una impresionante Custodia, con 2,50 m. de altura y 200 Kg. de peso, elaborada por Juan de Arfe en el s. XVI en plata dorada.

De estilo gótico es también el impresionante Puente de San Martín, (ver foto) una de las obras arquitectónicas más características de Toledo, que se eleva esbelto sobre el río Tajo, con una torre a cada extremo.
 

            
 

En el s. XV los Reyes Católicos eligen a la capital, Toledo, como sede para su último reposo, construyendo para ello la Iglesia de San Juan de los Reyes, y el Monasterio, de estilo gótico isabelino, enriquecido con elementos mudéjares. En él destaca su claustro, de una excepcional belleza.

De estilo Barroco son La Iglesia de San Juan de los Jesuitas, y cómo no, el mayor legado de esta época; las obras del Greco, en comunión perfecta con la ciudad en que habitó. Sus cuadros se podrán admirar en numerosos edificios, algunos de los cuales ya hemos citado, y en la casa que fue su vivienda; la Casa y Museo del Greco.
En 1560, bajo el reinado de Felipe II, la ciudad deja de ser la capital política del reino para pasar la capitalidad a Madrid, pero continua siendo capital eclesiástica, pues no en vano Toledo fue sede de 18 concilios.

El antiguo Hospital de Santa Cruz, fundado por el Cardenal Mendoza, a finales del s. XVI, supone una verdadera joya artística heredera de este período. Destacan en él su fachada plateresca, el patio y la escalera, obra de Covarrubias, y sus artesonados mudéjares y renacentistas. Hoy día, convertido en museo, comprende secciones de Bellas Artes, Arqueología y Artes decorativas.

Tras el Renacimiento aún se construyen obras de gran importancia, como Santo Domingo el Antiguo, la Puerta Nueva de la Bisagra y San José.
De estilo Barroco son La Iglesia de San Juan de los Jesuitas, y cómo no, el mayor legado de esta época; las obras del Greco, en comunión perfecta con la ciudad en que habitó. Sus cuadros se podrán admirar en numerosos edificios, algunos de los cuales ya hemos citado, y en la casa que fue su vivienda; la Casa y Museo del Greco.

Por fin, tras El Arco de la Sangre, donde estaba la posada que Cervantes citara en el Quijote, (otro insigne caballero toledano) llegamos al Alcázar, (ver foto) que pone punto final a esta historia, dominando la "Ciudad imperial". A lo lejos, se divisa el castillo medieval de San Servando, encerrando así a Toledo en un circulo histórico del que parece no salir.
 

 
 
 
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